En este artículo, realizaremos un breve análisis de la película La Sangre del Poeta (Le Sang d’un poète), realizada por Jean Cocteau en el año 1930.
Este filme, de corte surrealista, fue la primera incursión de Jean Cocteau en el cine, a la edad de 40 años.
La Sangre del Poeta es una expedición al paisaje del alma, con imágenes que se vinculan sin una narrativa lineal. Una especie de sueño lúcido, donde la mente no tiene control.
Tabla de Contenidos
¿Quién fue Jean Cocteau?
Cocteau fue un poeta, dramaturgo, novelista, artista visual, cineasta, actor y diseñador francés; una de las mentes más originales y creativas del Paris de la primera mitad del siglo XX.
Jean Cocteau mantuvo lazos con el cubismo, dadaísmo y surrealismo, con obras muy variadas e inusuales. Su vida estuvo cargada de altibajos, cuando tenía tan solo 10 años su padre se suicidó, lo cual le afectó profundamente. Su relación con la educación formal también fue muy tormentosa, pues solo sobresalía en materias artísticas. A esto se sumó su homosexualidad, la cual le trajo persecuciones y ataques. Además de su conocida adicción al opio como vía de escape.
Si quieres saber más sobre Jean Cocteau, te invitamos a leer el siguiente artículo: Jean Cocteau, su vida y su obra.
La Sangre de un Poeta, un filme de corte surrealista
Jean Cocteau definía La Sangre de un Poeta como: “un descenso hacia uno mismo, un sueño sin dormir; una vela torcida que —con frecuencia— es misteriosamente soplada…”.
La Sangre de un Poeta comienza con una chimenea derrumbándose, resultado de una batalla; luego, escuchamos la voz de Cocteau diciendo: «mientras los cañones de Fontenoy tronaban a la distancia, un joven en una habitación modesta… ».
Primer episodio, la boca en la mano del poeta
En el primer episodio, vemos a un joven artista: el poeta —interpretado por el chileno Enrique Rivero—, quien está dibujando un retrato.
De pronto, el retrato cobra vida y la boca comienza a hablarle. Al intentar borrar la boca del dibujo, esta se transfiere a su mano, lo cual —en un inicio— desconcierta al poeta, quien intenta deshacerse de ella. Sin embargo, poco a poco, comienza a sentir una extraña atracción por esta boca, con la cual termina besándose.
Si bien, esta escena no tiene una interpretación evidente, podemos vislumbrar en ella la intención de Cocteau, quién nos plantea que el poeta debe buscar toda inspiración dentro de sí mismo y no en las superficialidades externas.
Posteriormente, el poeta intenta desprenderse de la boca, presionando su mano sobre el rostro de una estatua que tiene en la habitación. La estatua se queda con la boca y comienza hablarle, incitándolo a cruzar un espejo.
Segundo episodio: El Poeta cruza el espejo
En el segundo episodio, podemos ver como el poeta se traslada —cruzando un espejo— a su subconsciente, donde arriba al Hotel de las Locuras Dramáticas, encontrándose allí con una serie de puertas. Es entonces, cuando el poeta decide mirar a través del ojo de las cerraduras.
La Primera Puerta: El Fusilamiento
La primera puerta muestra el fusilamiento de un hombre mexicano, el cual muere y revive, una y otra vez. Clara alegoría a la muerte y la resurrección, al cambio y la transformación, que conduce al poeta a la inmortalidad de su obra.
La Segunda y la Tercera Puerta: Jean Cocteau, la crítica y el opio
La segunda y la tercera puerta, revelan experiencias muy íntimas de Cocteau, como su conflictiva relación con la crítica y el público —los cuales no entendían su obra— y su adicción al Opio.
La Cuarta Puerta: El Poeta como amante de sí mismo
La cuarta puerta nos muestra a un hermafrodita; escena que podemos interpretar como una proyección del poeta, quien debe ser amante de sí mismo para despertar la belleza que inspira su obra.
Al salir del Hotel, el poeta regresa a su casa, donde con un mazo comienza a romper la escultura que lo había incitado a entrar en el espejo. Esta le advierte que: «al romper las esculturas uno corre el riesgo de convertirse en uno mismo».
La profundidad de este mensaje, es tan grande —aunque en apariencia parezca ridículo—, pues nos invita a reflexionar acerca de las caretas que nos ponemos para convertirnos en quien no somos; de los personajes que construimos a partir de dolores, traumas y creencias, que nos ayudan a sobrevivir y a sentirnos aceptados por los demás.
Tercer Episodio: La guerra con bolas de nieve
En este breve episodio, podemos apreciar como un grupo de niños participa en una guerra de bolas de nieve. Sin embargo, uno de los niños, confunde una bola de nieve con una bola de mármol, perteneciente a una estatua caída, lanzándola contra otro muchacho. El niño que la recibe cae muerto.
Una escena que mezcla la inocencia, la crueldad y la fatalidad. La metáfora de un niño que se duerme dentro de nosotros, cuando sale a un mundo donde impera la violencia y la tiranía. La pureza de la humanidad se pierde entre los males del mundo.
Cuarto Episodio: La profanación del anfitrión
Se inicia el final con el cuarto episodio; en el cual, el poeta y una mujer (quien fue la estatua del comienzo de la película) juegan a las cartas sobre el cadáver del niño recientemente asesinado. Mágicamente, aparece un público —al estilo de la ópera— que se deleita con el espectáculo, obviando por completo el cuerpo del pequeño; una reflexión acerca de la banalización de la guerra, la violencia y la muerte.
El poeta intenta hacer trampa, robando una carta que saca del bolsillo del niño muerto. No obstante, desciende el ángel de la guarda del niño para llevarse a su protegido y, a su vez, la carta que ha robado el poeta. El ángel es completamente negro, simbolizando el silencio y la eternidad.
El poeta pierde la jugada, por lo que toma una pistola y se suicida. La mujer, al ver al poeta muerto, vuelve a convertirse en estatua; pero ahora sus brazos son negros. Otra vez, el silencio y la eternidad, pero ahora integrados al cuerpo frívolo de la estatua. Carne y espíritu, obra e inspiración, que transforman al poeta en un ser inmortal.
La misión del artista es romper las estructuras mentales —tanto a nivel individual, como colectivo— que hunden a la humanidad en la inercia. Esto consagra al artista a un propósito superior, que se eleva por sobre la obra sustentada en la personalidad.
La Sangre de un Poeta de Jean Cocteau es un extenso poema visual, de gran profundidad, con hermosas metáforas. La poesía como cimiento del arte, habitando realidades que van más allá del mundo cotidiano; pequeñas fracciones de las profundidades etéreas del espíritu. Una obra difícil de comprender cuando los pies están encadenados al suelo.
«Mientras el mundo se cae a pedazos, el poeta se ancla en las profundidades de su ser; para plasmar en su obra, el lenguaje del alma».
Aura Merz