STATEMENT

Mi obra artística presenta un proceso filosófico-místico, manifestado mediante el uso de la línea, la forma, la figura humana, el color y la palabra. Propone un viaje dinámico que ofrece al espectador la oportunidad de meditar acerca de la naturaleza de la experiencia humana y su realidad.

Mis obras invitan a una observación contemplativa, sugiriendo una comprensión de los esquemas subyacentes al espectro meramente físico. Cada pieza ofrece acceso a la configuración mental, emocional y espiritual del ser humano, estableciendo un sinfín de relaciones perceptivas sobre la existencia. Así, mis obras transitan a través de innumerables partículas de información que fragmentan la estructura sólida de la realidad, creando un diálogo entre los territorios visibles e invisibles.

Mi lenguaje visual se perfila desde una perspectiva donde los mundos se construyen a partir del acercamiento entre la dimensión corpórea y la etérica, asumiendo la textura de un entramado de simbolismos y metáforas. Imágenes del universo se mezclan con pliegues de la vida humana, donde cada obra se convierte en un tópico reflexivo que invita a despertar el pensamiento meditativo en quien la observa.

Es sabido que el color activa y estimula el pensamiento y las emociones, por lo que la experiencia estética que propone mi trabajo busca evocar determinadas respuestas emocionales en el espectador al observar cada pieza. Así, la narrativa visual y poética se alinea mediante el uso de un colchón geométrico de color que sostiene las figuras humanas, generando excitación, movimiento y acción o potenciando el sentido de quietud, inmovilidad y pesadez.

En mis dibujos se observan trazos de expresión libre y espontánea, que surgen del automatismo, para dar forma, movimiento y expresión a cada figura ilustrada. Las líneas se enredan y entrecruzan, mezclándose y sobreponiéndose, anulando así la técnica y permitiendo que desde la anti-forma se modele la forma. Es un proceso de alquimia, donde el desorden se transfigura en una expresión estética de equilibrio y armonía. En este proceso, el dibujo se convierte en un contenedor de trazos inconscientes que fusionan espíritu y materia, dolor y expansión, sombra y consciencia.

Al contemplar mis obras, el espectador puede percibir como el caos y el orden coexisten y se complementan, en un diálogo que subraya la capacidad innata del ser humano para trascender las dificultades y encontrar armonía en la complejidad de la vida. Los trazos inconscientes que se expresan a través de la línea encapsulan la dualidad de la existencia, reconociendo el potencial que surge de la armonización del caos interno.

Parte de mis pinturas desintegran la realidad concreta, aparentemente impenetrable, para entrever una realidad inmaterial. Muchas de mis piezas están construidas a partir de trozos de papel tomados de textos filosóficos, que se posan sobre el lienzo para recibir a figuras humanas formadas por una variedad de colores. Esta técnica desfragmenta la esencia de lo que somos, mostrando cómo nos construimos a partir de experiencias, creencias, pequeños instantes, interacciones, dolores, frases, pensamientos y emociones que van modelando nuestra unicidad.

La fragmentación en la construcción de mis dibujos revela cómo las distintas partes de nuestras vidas se enlazan para formar un todo coherente y único. A través de la combinación de papel, colores y figura, mis obras rescatan la riqueza de nuestra diversidad interna y la manera en que cada experiencia contribuye a la creación de nuestra identidad individual. Cada fragmento de papel coloreado simboliza un componente particular de la experiencia humana, reflejando la complejidad y riqueza de nuestras vivencias, mientras que los textos filosóficos seleccionados establecen un marco que enriquece y contextualiza la temática de cada pieza. De este modo, las figuras humanas en mis pinturas no son meras representaciones, sino construcciones multidimensionales que encapsulan la totalidad de nuestra identidad. A través de esta fusión de elementos, mis obras buscan expresar la complejidad y la profundidad de la experiencia humana.

Un último punto a considerar en mi trabajo artístico, es el movimiento, el cual se convierte en una ventana abierta hacia el alma, donde cada figura humana retrata las tensiones, aspiraciones y verdades internas del ser humano, profundizando en la esencia misma del Ser. Por lo tanto, cada gesto y acción buscan dar testimonio del constante diálogo entre el cuerpo y el alma. Desde esta perspectiva, el cuerpo no se exhibe simplemente como un recipiente material, sino que actúa como un canal a través del cual el alma encuentra su voz en el mundo físico.

Además, en mi última serie de obras, utilizo el movimiento como un medio para explorar y reflexionar sobre conceptos como el tiempo, el espacio, el equilibrio, las sincronías y la relación entre el movimiento, la velocidad y los estados emocionales. De modo que, a través de las formas geométricas en movimiento, intento evocar una experiencia estética que refleje la intersección entre lo finito y lo infinito, lo efímero y lo eterno. En esta exploración, el espacio se redefine constantemente, adquiriendo nuevas dimensiones a medida que las formas se desplazan. En consecuencia, las figuras geométricas en movimiento no solo representan un tránsito físico, sino que también actúan como una herramienta que suscitan una respuesta específica en quien observa. Así, el arte se convierte en un medio para cuestionar la realidad inmediata, brindando al espectador la posibilidad de meditar acerca de estos conceptos filosóficos esenciales.

En conclusión, mi enfoque artístico se funda sobre la convergencia entre la filosofía y el misticismo, explorando conceptos como el Ser, la verdad, la libertad, la belleza, el tiempo, la realidad, la mente, el cuerpo, el espíritu, lo trascendente y lo divino. A través de una compleja interacción entre dimensiones visibles e invisibles, mis obras inducen a un viaje de descubrimiento tanto personal como colectivo. Cada pieza despliega múltiples capas de significado que invitan al espectador no solo a apreciarlas estéticamente, sino también a sumergirse en una red de elementos poéticos y expresiones simbólicas que promueven una reflexión profunda y una comprensión enriquecedora de sí mismo y del universo.